Una invitación para conocer la historia del Galeón de Manila, su cultura y su impacto en Filipinas y en América.

sábado, 23 de septiembre de 2017

Lambert Biesman, el precio de la aventura

Solidaridad con mis compatriotas mexicanos que, una vez  más, sufren una calamidad natural, pero que han sabido estar a la altura con un enorme esfuerzo y gran espíritu.

Esta es la historia de un joven marinero holandés que emprendió dos viajes a Asia y perdió la vida en la batalla de Manila, la cual que hemos venido glosando en las últimas entradas de este blog. La información es tomada de un excelente ensayo elaborado por Fred Swart, que fue publicado en diciembre de 2007, con base en detallada información sobre la vida de Lambert Biesman, nacido en 1573 en Nimega (Nijmegen) en Holanda. En particular, el trabajo histórico rescata varias cartas escritas por Biesman a sus familiares, en las que narra con entusiasmo sus aventuras marítimas. Es un caso similar al de muchos jóvenes apasionados por la aventura y el reto de recorrer el mundo en un momento marcado por el conflicto entre España y los Países Bajos, que anunció el nacimiento de una nueva época de dominio comercial en el mundo.

Lambert Biesman nació en una familia de cómoda situación económica, que había participado de la idea de independencia de las Provincias Unidas para fundar Holanda después de un largo conflicto con España.  El primer viaje que hizo Biesman fue en la expedición comandada por Cornelis de Houtman hasta la actual Indonesia. El largo viaje duró dos años, de abril de 1595 al 14 de agosto de 1597.  Fue un fracaso en términos económicos y un desastre por la muerte de los marineros debido al hambre y el escorbuto. Sin embargo, se le considera la primera aventura de los holandeses en la carrera por las especias, que tendría muchas consecuencias para los portugueses y españoles, como hemos visto.


Llegada de Houtman a Banten, Indonesia, 
imagen de Tropenmuseum, part of the National Museum of World Cultures


La llegada a Banten, Indonesia, 
imagen de Levinus Hulsius (1546-1606) - "Kurze Wahrhaftige Beschreibung der neuen Reise..." (herausgegeben von Levinus Hulsius 1598 in Nürnberg), Sächsische Landesbibliothek Dresden.

Es ampliamente recomendable la lectura del trabajo de investigación histórica escrito por Fred Swart, pero me detendré más en la segunda parte, que narra el segundo viaje de Biesman, esta vez con el comandante Van Noort alrededor del mundo, que hemos venido refiriendo en las entradas anteriores.

En 1598, Lambert Biesman y su primo Jacob eran ya expertos marineros del Oriente. Es seguro que habrán contado sus historias sobre África, la India, Banten, Bali; los climas y sabores diversos, las penurias sufridas y el regreso a Holanda. Por ello fueron escogidos por Olivier Van Noort, un tabernero de Rotterdam, cuando organizaba el gran viaje por la ruta del Pacífico, en la compañía que denominó Magellansche Compagnie.  Un socio de esta aventura era el inglés Thomas Melis (o Melish), quien había sido piloto de Francis Drake y de Cavendish, y que pasaba ahora a ser copiloto de Van Noort.

Importa mencionar que la expedición contaba con el apoyo de Mauricio, principe de Orange, por lo que la nave capitana fue bautizada Mauritius. En la carta de autorización para navegar, firmada por Mauricio el día 28 de junio de 1598, decía:

"Yo, Mauricio, Principe de Orange, he armado estos navíos que estamos enviando a las costas de Asia, África, América y las Indias Orientales para negociar tratados y para comerciar con los habitantes de esas regiones. Pero, como hemos sido informados que los españoles y portugueses son hostiles contra los sujetos de nuestras provincias, e interfieren contra la navegación y el comercio en esas aguas, contrario a los derechos naturales de las ciudades y naciones, damos órdenes explicitas para ir a esas islas, resistir, hacer la guerra, y atacar tanto como sea posible contra los españoles y los portugueses." (*)
No repetiremos detalles sobre el itinerario seguido por la azarosa expedición, que salió del puerto de  Texel el 14 de agosto de 1598, con cuatro navíos, el Mauritius, el Eendracht (Armonía o Unidad), el Handrik Frederick, y el Hoop (Esperanza). Antes de partir, Lambert escribió a su padre una carta de despedida muy emotiva, en la que pide que recen por él; daba cuenta de su capital de 120 guildas, recomendaba que su hermano Wijnandt aprendiera idiomas, estudiara filosofía y aritmética, pues en caso de regresar a Holanda podría recomendarlo para tener un buen puesto de trabajo. Llevaba consigo cuatro sombreros adornados con perlas que esperaba vender en Asia y así obtener buenas ganancias.

Tuvo tiempo de escribir otras tres cartas que logró enviar con un barco holandés que encontraron en las islas Canarias, que venía de Barbaria (Marruecos). 

Al paso por Brasil, el estrecho de Magallanes y al cruzar el océano Pacífico la expedición perdió, como sabemos, dos navíos. Bajo esas circunstancias, Lambert Biesman se convirtió en capitán del Eendracht. La expedición llegó a Manila el 24 de noviembre. Durante varias semanas los dos navíos se dedicaron a robar a los barcos que pasaban, chinos, japoneses y españoles. El Mauritius contaba con cerca de 53 hombres y el Eendracht 24. 

Así llegó el momento de la batalla el 14 de diciembre de 1600. La nave capitana San Diego, comandada por Antonio de Morga se hundió irremisiblemente, el barco de Van Noort quedó gravemente dañado pero pudo huir.  La nave española San Bartolomé, comandada por Juan Alceaga, persiguió la nave de Lambert Biesman y la capturó. 

Biesman, según el testimonio de Van Noort y otros sobrevivientes, resistió fieramente y sólo la garantía de Alceaga de que  los prisioneros serían tratados con justicia hizo que se rindieran. Los prisioneros fueron llevados a Manila y presentados al gobernador Francisco de Tello. Los mutuos reproches entre Morga y Alceaga eran el telón de fondo. Las instrucciones para Alceaga eran en el sentido de perseguir a la nave capitana de Van Noort y no a la segunda nave holandesa. Van Noort había logrado escapar y hacerse paso entre los marineros españoles que trataban de nadar incluso con armaduras en el mar. Aparentemente, usaban picas para rematar a los enemigos sobrevivientes. Morga escribió que 50 españoles murieron de esa manera, mientras que Van Noort habló de 150.

19 holandeses, encabezados por Lambert Biesman, fueron hechos prisioneros en Manila. La documentación que fue recabada por las autoridades españolas es confusa porque Biesman no había sido nombrado oficialmente comandante del barco. La pena capital pesaba sobre todos ellos porque eran acusados de piratería, y no tendrían derecho a juicio, lo que echaba por tierra la promesa de Alceaga de someterlos a proceso.

No obstante, los prisioneros fueron interrogados y seis de los marineros más jóvenes fueron perdonados al convertirse a la religión católica. Otros prisioneros confesaron ser católicos en secreto y también conservaron sus vidas. Biesman en cambio se negó a aceptar la religión del Papa y fue condenado a garrote. Los sacerdotes que participaron en el proceso consideraron que Biesman había sido "el hereje más duro que hubieran encontrado en sus vidas."

Para los holandeses, Lambert Biesman es un héroe por haber resistido hasta el último momento. Para la historia de FIlipinas es un personaje casi desconocido. Los lectores podrán hacer sus propias conclusiones.
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Fred Swart, "Lambert Biesman (1573-1601) of the Company of Trader-Adventurers, the Dutch Route of the East Indies, and Olivier van Noort's Circumnavigation of the Globe." The Journal of the Hakluyt Society, 2007. Disponible en www.hakluyt.com/journal_articles/.../Lambert%20Biesman.pdf

 (*) Swart, op.cit., p.16. Esta es la escencia del debate que hemos mencionado entre Hugo Grocio y Serafim de Freitas. Mar abierto, mar cerrado.
In Memoriam Rogelio Reyes

Un gran amigo.  Profesional y apasionado en la difícil búsqueda en archivos históricos. 

Mis condolencias para su familia y amigos.

domingo, 10 de septiembre de 2017

El ataque a Manila, 1600

Oliver van Noort había salido de Rotterdam el 12 de agosto de 1598 con una flota de cuatro navíos. Llegó a las inmediaciones de Manila el 16 de octubre de 1600, tras casi dos años de una accidentada navegación y la pérdida de dos de sus naves. El Presidente de la Audiencia de Manila era Antonio de Morga, quien se vió obligado a improvisar la defensa del puerto con dos naves de comercio: la nao San Diego y el patache San Bartolomé. El 12 de diciembre las dos improvisadas naves, zarparon para hacer frente a los holandeses en la isla Fortuna. Los invasores disponían del galeón Mauritius y del Eendracht. El San Diego atacó a la nave capitana y obtuvo una rápida victoria, pero la nao española comenzó en ese momento a hundirse por una ruptura en el casco. La entrada de agua fue tan grande que no fue posible siquiera rescatar a la tripulación. Este sería el inicio de un proceso de acusaciones por negligencia en contra de Antonio de Morga. La ciudad logró ser protegida del ataque holandés a un gran precio de vidas y bienes materiales, pero se precipitó una crisis que habría de golpear al principal administrador de Manila.

Hundimiento del galeón San Diego

La crónica de Pedro Chirino, contempráneo de los acontecimientos señala:

"En otra pérdida y desgracia de estas islas (...) unos herejes corsarios de las islas (de) Holanda y Gelanda, vinieron á estas de Filipinas el mes de Octubre de 1600 á robar, como lo habían hecho en el mar del Norte á un navío de Portugueses, y en el del Sur, pasado el estrecho de Magallanes, á unas fragatas del Perú. Entraron por estas islas haciendo daños y prometiendo otros mayores. Porque se pusieron almirant y capitana (en que venía por general un Corsario, llamado Oliverio del Norte), en un paraje 6 leguas de Manila, donde forzosamente habían de embocar las naos de España, China y Japon, y ser registrados todos los navíos y embarcaciones, que de la ciudad saliesen. Contra estas dos naos salieron otras dos de la ciudad con más de trescientos hombres (la flor de la Milicia de estas islas) y mucha artillería, y pertrechos de guerra."

Continúa el cronista:

"En la nao Capitana iba el P. Diego de Santiago y el hermano Bartolomé Calvo, á petición del General Antonio de Morga Oidor de esta Real Audiencia, y otros capitanes, que con el padre se confesaban; porque tenía un trato muy apacible y sabía acomodarse á todos. Confesó primero la más de la gente y animó lo que pido para que acometiesen y peleasen. Al fin á los 14 de Diciembre reconocieron al enemigo: y cargando velas, con deseo de cogerle, barloaron capitana con capitana, abordando de suerte que se daba paso franco de una á otra. Y llegaron á quitar las banderas al enemigo, y arbolarlas en nuestra capitana prometiéndose los nuestros un gran suceso, y cantando ya la victoria.

Sin embargo, un brusco movimiento frustró la victoria en el último momento. La nave capitana se hundía y Antonio de Morga pudo salvarse nadando hasta la playa. Muchos de sus soldados no tuvieron la misma suerte:

"Sucedió que, ó por ser la nao celosa, que cargando mucha gente a la banda, recibió agua por las portañolas de las piezas bajas de artillería, ó porque con la fuerza de nuestras mismas piezas (que eran grandes) se abrió por la quilla ó por lo que Dios quiso la nao se fué a pique con toda la gente, exepto unos pocos, que quitando la chalupa al enemigo se salvaron en ella, y otros que nadando, salieron á la playa, como el General (Antonio de Morga) que con las dos banderas del enemigo salió á la marina (playa)."
El patache San Bartolomé logró apresar el Eendracht, sin embargo Oliver de Noort logró escapar.
"La almirante nuestra, que era una galizabra nueva, á cargo del almirante Juan de Arcega, aferrando con la almiranta contraria, la rindió y trajo á Manila, donde se hizo justicia de los corsarios que en élla venían. Pero entre los muertos y ahogados (que fueron ciento y nueve, Españoles, capitanes y soldados de los mejores de estas islas, y ciento cincuenta indios y negros) se ahogó también el P. Diego de Santiago. Murió con mucho valor, animando la gente, y habiéndola confesado casi toda. Viendo poco antes, que la nao se iba á fondo, y queriéndose echar á nado oyó una voz de un capitán, que le dijo: Padre oigame una palabra, que me vá mi salvación, Detúvose á confesarle con mucha caridad hasta el último trance, y después, no pareció, él, ni su compañero. Era el Padre de veintinueve años de edad, quince de Compañía: obrero de Indios y Españoles. El hermano Bartolomé Calvo, era de la misma edad, y siete de Compañía recibido en esta tierra, hermano de mucha virtud. Murió por la obediencia,á la cual fué siempre muy aficionado."

El asunto es trascendente porque inauguró una serie de ataques que iban a repetirse en los años sucesivos y como reflejo de los conflictos europeos entre España y Holanda. Incluso durante la tregua formal acordada entre ambos de 1609 a 1621, los holandeses continuaron atacando posiciones de Portugal y España en Asia y en América, como veremos más adelante.

La nao San Diego fue rescatada del fondo del mar en 1991 por un grupo de exploración, que recuperó cientos de piezas, que ahora se exhiben en el Museo Nacional de Filipinas, en Manila.El catálogo de la exposición recoge la opinión de un investigador Franck Goddio, muy crítica de la acción de Morga. Sin embargo, el historiador Patricio Hidalgo Nuchera revisa el hecho desde un enfoque mucho más amplio, como veremos en la siguiente entrada. Por lo pronto, el lector puede encontrar aquí la versión de Goddio.

Saludos a los lectores desde Lisboa, 10 de septiembre de 2017.
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(1) Chirino, Pedro. Relación de las Islas Filipinas y de lo que se ha alcanzado por los Padres de la Sociedad de Jesús. Roma: Estevan Paulino, 1604. Capítulo LXIV, pp. 199-200.